MISION - VISION

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miércoles, 10 de junio de 2009

CONSOLIDACION



Lección III

LO QUE TENGO

Si ya sabes lo que sucedió en el mundo espiritual y también sabes lo que ahora eres, ahora debes saber lo que tienes como hijo de Dios. Es muy importante para ti el tomar como parte tuyo todo lo que Dios te da para vivir una “vida en abundancia” (Juan 10:10)

10. Tienes Vida Eterna.

“...El que oye mi palabra, y cree al que al que me envió, tiene Vida Eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”(Juan 5: 24).

La vida eterna es una vida indefinida, esto es igual a inmortalidad; es por eso que los cristianos no debemos de tener miedo a la muerte física, porque la vida mas allá continúa y en mejores condiciones que en este mundo físico, esto no quiere decir que debamos suicidarnos o buscar a alguien que nos de muerte, sino que, mientras le seamos útiles a Dios en este mundo, Él nos ha de tener aquí.


No debemos confundirnos: la vida eterna sólo tienen los hijos de Dios, los hijos del diablo tienen muerte eterna, la cual significa que nunca morirán y que por siglos de siglos enteros sufrirán.

“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna, en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6: 23).

“El que cree en el Hijo [en Jesús] tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo de Dios no verá la vida, sino que la ira Dios está sobre él” (Juan 3: 36).

11. Tienes Una Nueva Familia.

“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6: 10)

La Biblia dice que Dios es el Rey de reyes y el Rey de los siglos (1 Timoteo 1: 17), si Dios es nuestro Padre entonces nosotros somos Príncipes y Princesas, miembros de la familia real de Dios, es por ello que dentro del reino de Dios debemos de tratarnos como hermanos porque todos juntos constituimos la Familia de Dios, esta es nuestra verdadera y duradera familia.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2: 19)

“Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre”. (Mateo 12: 50)

12. Tienes Guardaespaldas.

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen [a Dios] y los defiende [de todo peligro]” (Salmos 34: 7).

Dios nuestro Padre a puesto a nuestro alrededor ángeles para que nos sirvan y nos guarden de todo peligro; sepa que tenemos enemigos llamado Satanás y sus aliados (Efesios 6: 12); pero ellos nada nos pueden hacer si permanecemos arraigados en Cristo Jesús.

“[Los ángeles] ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”(Hebreos 1: 14).

“Pues a sus ángeles mandarán acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” (Salmos 91: 11).

13. Tienes Poder.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo....” (Hechos 1: 8).

Debes saber que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 3: 16); esto quiere decir que Él ya vino sobre nosotros desde el momento que aceptamos a Jesús como nuestro salvador y por lo tanto tenemos poder: Poder para reprender al diablo y a sus aliados (Marcos 16: 17), poder para vencer las tentaciones del mundo y de la carne (2 Timoteo 1: 7), poder para testificar de la palabra de Dios (Romanos 1: 16), poder para deshacer las obras infructuosas del maligno y todo lo impuro y todo lo malo.

“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10: 19).

14. Tienes Una Nueva Ciudadanía.

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos...” (Filipenses 3: 20).

El Señor Jesús dijo. “En la casa de mi Padre muchas moradas hay....” (Juan 14: 2). En el cielo, junto al trono del Dios Padre existen muchas moradas, todas ellas juntas forman la gran ciudad de Dios llamada la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:2), ella será nuestro hogar final y a ella pertenece ahora nuestra ciudadanía. Todo el capítulo 21 del libro de Apocalipsis describe la majestuosidad de la Santa Ciudad.

“Pero anhelaban una [patria] mejor, esto es celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una Ciudad” (Hebreos 11: 16

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