MISION - VISION

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jueves, 14 de octubre de 2010

LA FE TE HACE VIVIR SEGUN LA NORMALIDAD DE DIOS



¿Hasta dónde es el límite de lo normal y lo anormal? Esa es la gran pregunta de nuestra sociedad, porque lo que para una persona es normal para otra puede ser anormal, y lo que al¬guien considera represivo, para otro puede ser liberal. Debe¬mos tener en cuenta que el objetivo del enemigo siempre será confundirnos entre lo normal y anormal.

Nuestra normalidad se basa en lo que Dios dice en su Palabra, porque esa es nuestra fe. Todo lo que Dios promete es lo normal para nosotros y todo lo que condena es anormal.

Para los que creemos en Dios, la normalidad pasa por nuestra fe.
Por ejemplo, si venís de una familia donde todos eran alcohó¬licos o pobres, ésta ya no será tu realidad, es decir “tu normali¬dad”, porque para los que estamos en Dios, todas las cosas son hechas nuevas, toda nuestra vida es hecha nueva.
Dios te prometió:

“Si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron son todas hechas nuevas.”

El gran desafío de Jesús fue tomar a doce “cabezas duras” (como eran los apóstoles), modificar su normalidad cultural, familiar, moral, estadística y enseñarles la normalidad de Dios.

Muchos pastores creyendo enseñar esa normalidad, trasmitie¬ron sus valores personales, mezclando la cultura con la fe, pero al leer la Biblia, nos damos cuenta cuándo se trata de un valor cultural o cuándo de un principio de fe.

La Biblia dice: “Todo lo que pidas, Dios te lo dará”.

Tu normalidad es que Dios responda a todas tus oraciones, que todo lo que hagas te salga bien y camines de gloria en gloria.

Sin embargo, es necesario que sepas que existen grupos de los que tienes que salir física, emocional y espiritualmente; amigos de los cuales tienes que separarte. El Salmo 1 dice: “Feliz el que no anduvo en consejos de malos, en camino de malvados”.

Es decir, feliz el que no hace conexión, que no se junta con cier¬tos grupos, con los ex-amigos que te arrastraban a lo malo.

Debes salir de allí y juntarte con aquellos que añaden valor a tu vida. El libro de Proverbios cita: “No te juntes con la gente que habla de más”.

Ahora declara: “No tengo mentalidad de grupo para lo malo sino para lo bueno, y mi normalidad no es lo que hacen todos, Dios me cambió”.

Párate firme, haz valer tu derecho de fe, determina sobre tu vida: “Ustedes hagan lo que quieran pero yo hago lo que dicta mi corazón, y esa decisión merece respeto”.

En ciertos grupos es necesario poner límites; pero de otros, es mucho mejor irse. Únete a grupos de fe, porque así como lo malo quiere enfermarte y contagiarte, también la fe se contagia, te libera y te sana.

Las bendiciones más grandes vendrán en grupo, y nos unimos en la iglesia para que pasen cosas grandes y dejemos huella en los próximos años.

Felipe era el encargado de la logística de los doce, por eso, cuando iban a un lugar él se encargaba de repartir la comida. Tenía un nombre griego, y como tal era analítico, racional, me¬dido, lógico; decía: “Si lo veo lo creo, si no lo puedo contar no existe”.

Sin embargo, cuando se convirtió lo primero que hizo Jesús fue enseñarle a salir de su mente analítica y entrar en la normali¬dad de Dios, que es la fe.

Le dijo: “Felipe ¿cómo haremos para alimentar a estos diez mil?” Jesús sabía que lo haría, no le estaba pidiendo un plan, pensó en enseñarle y quiso saber si había entendido.

Felipe le dijo: “Despídelos porque es tarde” (¿Por qué le dijo eso, con todos los milagros que había visto? ¿Dónde estaba su fe?)

Hay gente que pudo haber visto muchos milagros y aún duda. Eso le pasaba a Felipe.

Felipe somos todos aquellos que experimentamos los milagros y sin embargo no creemos. Pero vos y yo, aún estamos a tiempo de revertir esta historia.

Jesús quería enseñar que la fe era como la comi¬da, se da y se come; la fe viene por comer.

Un día le dijeron: “Señor auméntanos la fe”. Y Él les dijo: “para mover montañas tienes que sembrar fe, porque la fe es como una semilla y para sembrarla debemos hablarla”.

¿Qué haremos entonces para dar de comer a nuestra fe? ¡Ha¬blar victoria!

Las palabras, cuando las sembramos, son vasos espirituales que contienen emociones: amor, odio, ira, mansedumbre, todo lo que declaro tiene valor.

Por eso, cuando tus palabras están acompañadas por fe, a tra¬vés de esa fe todo lo que quieras será posible y real. ¡Habla palabras de fe!

#Para los que creemos en Dios, la nor¬malidad pasa por nuestra fe.

martes, 5 de octubre de 2010

TODO PODER Y AUTORIDAD


Texto del día:

Mat.28:18-20 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Visión del día:

La palabra potestad se refiere a dueño, jurisdicción, competencia, derecho, poder, es lo mismo de 1Co.3:21-23 “…porque todo es vuestro,…y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.” y de Col.3:11 “…sino que Cristo es el todo y en todo.”. La iglesia es la representación de Cristo en la tierra dotada de la jurisdicción, el derecho legal, el poder y la competencia para gobernar sobre todo el universo creado por Dios, que le fue otorgada a Cristo en la cruz del calvario donde también exhibió derrotados públicamente a los principados y a las potestades, (Col.2:15), por lo tanto la autoridad y el derecho legal de Cristo sigue estando presente a través de su iglesia, llamada a gobernar en todo los ámbitos, sociales, económicos, políticos, culturales, familiares, etc. Hoy se nos hace un llamado a crecer en esta revelación y cada uno a la medida de la plenitud de Cristo, por esto la gran comisión es plenamente realizable, somos enviados y hay una delegación de autoridad apostólica y profética en este envío que nos garantiza el éxito, tenemos pleno poder para edificar, construir, arrancar, derribar, en el nombre de Jesús, por eso, no dude de decretar su palabra, de hacer frente al enemigo con autoridad, de caminar por encima de toda circunstancia, usted es la imagen de Cristo en la tierra porque ya no vives tú sino Cristo en ti, por eso Satanás no podrá vencerte, manténgase en avanzada, siempre estarás arriba sentado/a, en lugares celestiales, confronte a las tinieblas con la palabra y en el nombre de Jesús y éstas huirán.

Declaración de fe:

“Así como Cristo fue enviado a una gran comisión en la tierra, yo he sido enviado/a a establecer el Reino de Dios en la tierra, he sido dotado/a de toda autoridad, poder, derecho de dueño, jurisdicción legal, competencia, sobre las naciones que le pertenecen a Cristo y en especial en lugar en donde vivo, para someterlas a su dominio, por esto Satanás nunca podrá hacerme frente sino que huirá en la medida que marcho a poseer lo que me pertenece por derecho legal en Cristo Jesús”. Amén.

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